Categoría: cultura

¿Os suena este señor? Es probable que lo hayáis visto alguna vez en esas páginas con fotos curiosas. Se llama Eijirō Miyama, aunque lo conocen como el hombre sombrero (帽子おじさん, bōshi ojisan, literalmente “sombrero” y “tio” pero tio de familia eh no tio de “eh tio!”) porque suele pasearse en bicicleta por Yokohama llevando ropa rara, gafas extravagantes pero sobre todo, y lo que más llama la atención en él, con sombreros altísimos repletos de adornos y pendientes con peces de colores vivos en unas pequeñas peceras. Atentos a la siguiente foto que Miyama es el de la derecha, ni punto de comparación con Martina ;)

Akihabaraprincess con Miyama en el puente de Harajuku.

Aunque parezca que es un loco más en realidad es un artista marginal (en francés “art brut”), aunque igual una cosa no quita para la otra ;)  A mi me gusta que este señor haga lo que le gusta sin miedo a lo que digan de él.

Foto de Kim Kyung-hoon – Reuters

Foto de Kim Kyung-hoon – Reuters

Un conjunto de Miyama expuesto en el Vienna Art House de Austria (2009)

Foto original

Kiyomizu-dera (清水寺, templo del agua pura) es un templo budista, patrimonio de la humanidad por la UNESCO, que se encuentra al este de Kyoto. El templo original es del año 798, pero como todos los templos de Japón por un motivo u otro (normalmente incendios) fue reconstruido el el 1633. Dentro podemos encontrar varios edificios y monumentos, incluso un santuario shinto: el Jishu jinja. En esta foto se puede ver la entrada al templo custodiada por 2 leones de piedra (石獅, shishi).

En su interior, a cada lado, se encuentran los dioses Niō (仁王), guardianes del templo.

Por desgracia no se ve nada a través de la rejilla, pero tienen cara de pocos amigos.

El recinto principal tiene unas magnificas vistas desde su balcón a la vegetación de la montaña si miramos de frente y a Kyoto si miramos a nuestra derecha. En el periodo Edo se decía que a la persona que sobrevivía a la caída desde ese balcón se le concedería un deseo. Evidentemente ahora está prohibido saltar pero de toda la gente que se supone saltó (unos 234) al rededor de 200 sobrevivieron, en parte gracias a la vegetación de la ladera y en menor parte porque la altura del salto es de “tan solo” 13 metros.

A la entrada del mismo hay unos zuecos (geta) de hierro y 2 bastones llamados “Benkei no tetsu geta to shakujō” (弁慶の鉄下駄と錫杖). Benkei (de nombre completo Saitō Musashibō Benkei) era un monje guerrero del siglo 12 conocido por su gran estatura y fuerza. La lealtad demostrada por este monje hizo que fuera uno de los personajes favoritos del folclore japonés, por lo que mucho de lo que se sabe de él está entre la realidad y la ficción. Aún no he descubierto si esos zuecos y bastones fueron de Benkei o qué pueden representar en este templo, pero supongo que formarán parte de alguna historia sobre su vida relacionada con su fuerza. Y es que para llevar esos geta hay que tener fuerza ya que pesan 12 kilos en total. La barra pequeña mide 1,76 m. y pesa 17 kilos y la grande mide 2,6 m. y pesa 96 kilos. Todo el mundo intenta levantarlas, y la pequeña con algo de fuerza se puede, pero la grande por mucho de Bilbao que sea esa no hay quien la levante, y no solo porque pesa mucho sino porque no se puede agarrar fácilmente y la estructura de madera que lo sujeta no deja cogerla con una buena postura.

Foto de ussyan

Benkei según Kikuchi Yōsai (Wikipedia)

Ya en su interior, entre otras, hay una figura de Buda.

En este video se puede ver como una señora golpea un rin gong. Esta campana es normalmente usada para marcar el inicio y final de la meditación en las prácticas budistas.

Si seguimos el trayecto bajaremos hasta unas fuentes que traen agua de la montaña: Otowa-no-taki (音羽の瀧). Se dice que beber del agua de cada una da buena salud, longevidad o suerte en los estudios. Yo creo recordar que solo bebí de una y es que beber de las 3 se supone que no está bien por considerarse codicioso. Para poder beber hay unos cazos metálicos con un largo mango que usa todo el mundo. Una vez usado hay que dejarlo dentro de un aparato que lo limpia mediante luz ultravioleta (no se yo hasta que punto quedan bien limpios). Para los escrupulosos hay una persona vendiendo unos cazos individuales que se colocan sobre un soporte que tiene a su vez un largo mango. Estando yo nadie compró de esos y yo tampoco lo hice. Y sigo vivo ;)

Este es el cazo que se usa para beber de las fuentes. La chica seguro que os sonará del post sobre el santuario Jishu jinja.

¿Cómo llegar?
Autobús: El 100 y el 206 desde la estación de Kyoto (15 minutos, 220 yenes). Bajarse en la parada Kiyomizu-michi, andar un poco hasta el semáforo más cercano, girar a la izquierda y subir la cuesta. Son unos 10 minutos andando.
Entrada: 300 yenes, 400 yenes en horario nocturno con iluminación especial.
Horario normal: 6:00 – 17:30/18:00/18:30 según temporada.
Horario nocturno con iluminación especial: 18:30 – 21:30 del 12 al 21 de marzo, del 25 de marzo al 10 de abril y del 17 de noviembre al 4 de diciembre. 19:00 – 21:30 del 6 al 16 de agosto. En noche vieja abre desde las 22:00 del 31 de diciembre hasta las 18:00 del 1 de enero.
Web oficial en inglés: http://www.kiyomizudera.or.jp/lang/01.html.

Desde la parada del bus (A) hasta el templo (B).

Mapa de todo el recinto.

¡Hasta la próxima!

Esta es una impresionante réplica del castillo ambulante de Howl (ハウルの動く城) hecha en cerámica mediante la técnica raku-yaki (楽焼). Esta es la misma técnica que se usa para hacer las vasijas utilizadas en la ceremonia del té o sadō (茶道).

La técnica se basa en meter la pieza 2 veces al calor: una de ellas para secar la cerámica y otra para realizar una reducción de oxígeno. La clave está en esa reducción donde se prenden fuego los trozos madera, papeles de periódico u hojas secas que se colocan debajo de la pieza y así el carbono del humo pasa a la cerámica. Para dar ese look “steampunk” se usan esmaltes óxidos que proporcionan parte del oxígeno a la combustión y al perderlo queda solo el metal en sí mismo. Los cambios de temperatura hacen que muchas veces las piezas se rompan, pero los ceramistas japoneses unen las piezas dejando a la vista las cicatrices. En este caso comentan que increiblemente no se rompió nada por culpa del calor, tan solo una pequeña pieza al cubrir la figura en el momento de la reducción, que posteriormente fué pegado. Aquí se ve el momento más delicado del proceso:

Para haceros una idea del tamaño.

Como curiosidad el castillo original y otro hecho en origami.

Fuente: Craftzine.

Nos están dando una lección de civismo y respeto. Lo japoneses…

  • sí son diferentes por no haber prácticamente saqueos.
  • sí son diferentes por no subir el precio de los productos ni los servicios.
  • sí son diferentes por poner gratis las bebidas de las máquinas expendedoras.
  • sí son diferentes por abrir las redes wifi para que la gente se pueda comunicar con sus familiares.
  • sí son diferentes por no mostrar imágenes de cadáveres esparcidos por las playas de Miyagi.

Haced un ejercicio de reflexión e imaginaros si hubiera sucedido lo mismo en otros países.

Cuando me preguntan por qué me gusta Japón es por cosas como esta. Y creo que será el ejemplo que use de ahora en adelante. Hay gente de todo tipo en todas partes, pero en algunos sitios hay más de unos que de otros. Y a mi me gustan estos.

Foto de Giareloaded.