El otro día me puse a retocar un poco el blog y aunque no se note mucho he añadido un menú de excursiones a la derecha (que iré completando) y el menú principal ha cambiado un poco: lo he subido colocándolo sobre la imagen de la cabecera, le he metido transparencia y he añadido las categorías de viajes y japonés. Al ponerme a revisar que todos los post de esa categoría fueran realmente de viajes y sobre el japonés (no sea que se me colara alguno) volví a leer el post sobre el seguro de asistencia en el extranjero. Cuando escribí ese post me sorprendió ver que no me cubrían en caso de “… hechos producidos por energía nuclear, radiaciones radiactivas, catástrofes naturales, …“, pero ahora ya ni me sorprende ni me hace gracia. Imaginad que hubiera estado de viaje en el momento del terremoto y me pasa algo, ya sea por el propio terremoto, el tsunami o la radiación de Fukushima (si lo sé, MUY poco probable a no ser que estuviera de visita en la central…).

Realmente no es algo que tenga en mente a la hora de preparar un viaje a Japón. Si me toca un terremoto esperemos no tener nada encima de la cabeza y sino pues a poner cuerpo a tierra o pies en polvorosa según se tercie. Con lo de la radiación ya no sabes a quien hacer caso, porque unos dicen que no pasa nada y otros hablan de catástrofe (o ). Ahora mismo estoy planteándome ir otra vez este verano y esto no me va a echar atrás. Tan solo tengo que ver si me cuadran las fechas, el precio del billete de avión y los lugares que visitaría. Y si al final me decido a ir (que es lo más probable) volveré a ir solo. Si es que cuando la gente tiene dinero no tiene tiempo o al revés… ayssss. Pero como unas amigas están estudiando en Kobe más les vale sacarme de fiesta al menos un día eh.

En Japón la industria del porno es grande. Se pueden encontrar tiendas con revistas y videos casi en cualquier parte, incluso en plena calle y a la vista de todos (visto con mis propios ojos, y no era precisamente softcore). Los extranjeros además nos podemos ver en la tesitura de entrar en un establecimiento pensando que es de otra cosa y vernos rodeados de porno (verídico porque me pasó a mí creyendo que entraba en una tienda de figuritas…).

Sacar fotos en esos sitios está prohibido. Hay que ser discreto.

Pero hay algo que la diferencia de la pornografía de otros países. La ley, desde 1907 en el artículo 175 del código criminal, no permitía mostrar los genitales ni el bello púbico aunque se tratara de una película pornográfica. En 1990 se pasó solo a prohibir mostrar los genitales, haciendo que muchas veces los actores y actrices no se depilen el pubis ya que el mismo bello hace que no se vean los genitales y es una manera de censurarlos sin tener que editar el video o la foto. Cuando no se utiliza esta técnica se recurre al pixelado que en Japón se llama ”mozaiku” (モザイク). Para intentar salir del paso se crearon unos aparatos (bideo henshū-ki, ビデオ編集機, literalmente “editor de video”) que reducían ese pixelado, aunque me imagino que es bastante difícil usar el joystick de ese aparato sin descuidar el “otro” que es el importante.

En este video se puede ver como es el proceso de pixelar un video.

Hecha la ley hecha la trampa y como para todo, existe un mercado negro. En Japón se puede encontrar material pornográfico sin pixelar llamado urabon (裏本). Me imagino que para conseguir este material habrá que ir a las puertas traseras de las tiendas de esos barrios de calles estrechas.

¿Y qué efecto tiene esta censura? Pues que los productores, directores y dibujantes de pornografía se han tenido que esmerar para crear escenas eróticas sin el recurso fácil de mostrar los genitales, creando así un sin fin de géneros de porno que no se suele ver en otros lugares del mundo. Por eso he creado esta nueva categoría “Porno raro japonés” y como hoy quería empezar suave ni siquiera va a haber pixelado. Os voy a enseñar la chica que lame pomos de puerta. O como aparece en japonés en Tumblr: . Desde el  podéis ver todas las fotos juntas.

Hoy hay algunos que celebran “el día del orgullo friki“. Muchas de esas personas estoy seguro de que van a salones del manga y cosas similares, así que este post igual les sirve para dejar de meter la gamba hasta el fondo una y otra vez con este asunto.

Suele ser algo que no falla. Cuando se hace un cartel o un logo para algo relacionado con Japón (por ejemplo salones y así) casi siempre se usa la bandera del sol naciente como reclamo. Algo así como usar el toro de Osborne o las sevillanas para cualquier cosa relacionada con España, como si no hubiera nada más que olé, olé y olé.

La bandera del sol naciente (旭日旗, kyokujitsuki) fue usada primero como insignia naval (desde 1889) y luego adoptada por el ejército la armada imperial japonesa hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Actualmente es utilizada por la Fuerza Marítima de Autodefensa y, una variante de la misma, por el Ejercito de Tierra de Autodefensa. ¿No os da eso que pensar? ¿Pensáis que a los japoneses, rusoschinos, tailandeses o coreanos les puede gustar esa bandera? No creo que les traiga gratos recuerdos.

Me gustaría que os imaginarais un cartel hecho para un Oktoberfest de cualquier ciudad española cuyo fondo fuera una bandera de la Alemania nazi. Tan solo habría que juntar una “bandera usada en Alemania” (da igual cuando y con que motivo claro) y añadir una caricatura graciosa sobre el acto en cuestión. No, ¿verdad? Ya está bien de usar esa bandera para hacer carteles y logos. Cada vez que os entren las ganas, pensar unos segundos. Como si estuvierais tentados a usar la Comic Sans para un cartel serio y en el fondo sabéis que no hay que hacerlo. ¡NO LO HAGÁIS!

Esta es una impresionante réplica del castillo ambulante de Howl (ハウルの動く城) hecha en cerámica mediante la técnica raku-yaki (楽焼). Esta es la misma técnica que se usa para hacer las vasijas utilizadas en la ceremonia del té o sadō (茶道).

La técnica se basa en meter la pieza 2 veces al calor: una de ellas para secar la cerámica y otra para realizar una reducción de oxígeno. La clave está en esa reducción donde se prenden fuego los trozos madera, papeles de periódico u hojas secas que se colocan debajo de la pieza y así el carbono del humo pasa a la cerámica. Para dar ese look “steampunk” se usan esmaltes óxidos que proporcionan parte del oxígeno a la combustión y al perderlo queda solo el metal en sí mismo. Los cambios de temperatura hacen que muchas veces las piezas se rompan, pero los ceramistas japoneses unen las piezas dejando a la vista las cicatrices. En este caso comentan que increiblemente no se rompió nada por culpa del calor, tan solo una pequeña pieza al cubrir la figura en el momento de la reducción, que posteriormente fué pegado. Aquí se ve el momento más delicado del proceso:

Para haceros una idea del tamaño.

Como curiosidad el castillo original y otro hecho en origami.

Fuente: Craftzine.